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La crisis del covid-19 ha sido dura para todas las economías del mundo. Sin embargo, la diferente forma de afrontar la pandemia, junto a otros factores, ha permitido que China salga fortalecida y esté un poco más cerca de los objetivos que lleva persiguiendo muchos años: ser la primera potencia mundial y una economía desarrollada. La economía China está creciendo con fuerza y con el impulso de prácticamente todos los componentes que conforman el PIB (ha arrancado todos motores tras el parón del covid), lo que ha permitido al país cerrar el 2020 con un crecimiento del 2,3% (por encima de las previsiones del mercado), mientras que las economías desarrolladas sufren recesiones históricas. Pekín tiene gasolina para superar la temida 'trampa de ingresos medios' y volver a ser la primera economía del mundo.