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Las lluvias han llegado de forma generalizada a la península. Es el inicio del otoño y el preludio del invierno. Que la lluvia afecta a la conducción es un hecho conocido desde los inicios de la automoción; ya en 1903 Mary Anderson patentó los primeros limpiaparabrisas. El mayor número de accidentes invernales se producen con lluvia, con cifras muy por encima de la siniestralidad con nieve, niebla, granizo o viento. Según diversos estudios, el riesgo de sufrir un accidente cuando llueve es un 70% superior y se produce mientras está lloviendo, no cuando dejan de caer gotas pero el asfalto sigue mojado.